Podría hacer una reflexión profunda, una gran argumentación psico-filosófica sobre mi forma de actuar ante la vida, basada en la tontería, en la chorrada continua.
El no tomarme nada en serio podría venderlo como una decisión propia para ser feliz. Como si hubiera elegido este punto de vista adulto y maduro ante las vicisitudes de la existencia.
Pero no, realmente esconde miedo.
Miedo a los feelings.
Eduarda.